El Partido Pirata sueco será la sede de varios servidores del portal de filtraciones de documentos oficiales Wikileaks ante la presión que sufre desde el Gobierno de Estados Unidos. Así se acordó ayer durante la visita del fundador de la web, Julian Assange, a Estocolmo.
Para Wikileaks, el apoyo de esta peculiar formación política supone un triunfo significativo. Si el partido obtiene representación en el Parlamento sueco en las elecciones del próximo mes, sus servidores gozarían de inmunidad parlamentaria, por lo que sería imposible cerrar la página a través de procedimientos legales.
El Partido Pirata, nacido en 2006, busca la liberalización de las leyes de propiedad intelectual e industrial. Además, aboga por el respeto del dominio público por todo tipo de organizaciones, promueve formas alternativas a los actuales derechos de autor (copyleft) y el uso de sistemas operativos libres como Linux ante el Windows de pago.
La semana pasada, este colectivo desafió a las otras fuerzas suecas al ayudar a Wikileaks en su «esfuerzo democrático». Como resultado, el portal ha encargado una serie de nuevos servidores que serán alojados y atendidos gratuitamente por el Partido Pirata como parte de su «misión política».
«La contribución de Wikileaks es tremendamente importante para el mundo entero», dijo Rick Falkvinge, líder del partido. «Deseamos contribuir a cualquier esfuerzo que aumente la transparencia y que ayude a que los poderosos rindan cuentas», añadió Falkvinge.
«Corruptos»
En su opinión, Wikileaks ha estado bajo constante amenaza de ser saboteado por «organizaciones corruptas o abusivas» que tratan de ocultar la verdad a los ciudadanos.
La oferta fue saludada por el portavoz y fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien declaró que «nuestras organizaciones comparten muchos valores y si miramos al futuro podemos ayudarnos mutuamente a mejorar el mundo».
El pasado julio esta web obtuvo más de 92.000 documentos secretos referentes a las acciones del Ejército estadounidense durante la guerra en Afganistán. En ellos se detallaban las sospechas de los militares norteamericanos sobre la presunta colaboración de los servicios de inteligencia paquistaníes con la insurgencia talibán, así como detalles sobre las operaciones de combate nunca revelados hasta ese momento.
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